Testimonios en primera persona

“Antes era todo muy distinto. La gente te gritaba: “¡Negro gitano, sucio gitano!” Era terrible. Luego vinieron los médicos. Yo todavía era un niño. Te revisaban. Miraban cómo caminabas, lo medían todo. Todo para saber qué era un gitano. Nosotros no sabíamos qué pretendían Luego sí: Matar a todos los gitanos. Mis padres tenían mucho miedo. Fue entonces cuando nos fuimos de Alemania. En una gran redada se llevaron a muchos de nuestros parientes y los enviaron a Auschwitz. Nosotros nos salvamos y nos escondimos. Luego hubo otra redada. Estábamos escondidos debajo del suelo de madera. Entonces empezamos a vagabundear. Parecíamos animales nocturnos. De noche caminábamos y de día nos ocultábamos.”