Bullying significa acoso. Un acto que daña deliberadamente a otra persona, de manera física o psicológica. Sus modos son varios: molestar, excluir, denigrar, hostigar, humillar, agredir físicamente o verbalmente a alguien.
Todos se ven afectados: los que acosan, los acosados, los que observan sin saber muchas veces qué hacer y los que están dispuestos a proteger. Nuestro lugar, como educadores, es intervenir en esa dinámica para detener el sufrimiento.
El cyber-acoso, por su parte, es el acoso que se expande “viralmente” por medios virtuales (redes sociales, e-mails, mensajes telefónicos) y puede humillar de modo masivo y anónimo a una o más personas.