La resistencia de los protectores:
“Suben todos los días y le hablan a los varones de negocios y política, a las mujeres sobre comida y las dificultades en tiempos de guerra y a los niños sobre libros y periódicos. Vienen con sus expresiones más alegres, traen flores y regalos para los cumpleaños y festividades y están siempre dispuestos a hacer todo lo que está a su alcance. Esto es algo que nunca deberíamos olvidar; mientras otros despliegan su heroísmo en la batalla o en contra de los alemanes, nuestros protectores demuestran el suyo todos los días a través de sus buenas almas y su afecto.”
“Ya no me entra ningún zapato , salvo los de esquiar, que son poco prácticos para andar dentro de la casa. Un par de sandalias de esparto de 6,50 florines solo pude usarlas durante una semana, luego ya no me sirvieron. Quizá Miep consiga algo en el mercado negro.”
La resistencia de los estudiantes:
“Todos los estudiantes tienen que firmar una lista del gobierno, declarando que simpatizan con todos los alemanes y con el nuevo orden político. El ochenta por ciento se ha negado a traicionar su conciencia y a renegar de sus convicciones, pero las consecuencias no tardaron en hacerse sentir. A los estudiantes que no firmaron los envían a campos de trabajo en Alemania.”
Los que siguieron celebrando:
“Cuando se acerca el día de San Nicolás sin quererlo todos pensamos en la cesta del año pasado, tan hermosamente decorada, y sobre todo a mí me pareció horrible tener que saltárnoslo todo este año. Estuve mucho tiempo pensando hasta que encontré algo, algo que nos hiciera reír. Lo consulté con Pim, y la semana pasada pusimos manos a la obra para escribir un poema para cada uno.”…
“…El domingo por la noche a las ocho y cuarto aparecimos en el piso de arriba llevando el canasto… Tomé la nota y me puse a leer…”
“Como todos los años San Nicolás ha venido y a la casa de atrás regalos ha traído. Lamentablemente la celebración de este año no puede ser tan divertida como antaño, cuando teníamos tantas esperanzas y creíamos que conservando el optimismo triunfaríamos, que la guerra acabaría y que sería posible festejar San Nicolás estando ya libres. De todas maneras, hoy lo queremos celebrar y aunque ya no queda nada para regalar podemos echar de un último recurso que se encuentra en el zapato de cada uno…”
Cuando todos sacaron sus zapatos del canasto, hubo carcajada general. En cada uno de ellos había un paquetito envuelto en papel de envolver, con la dirección de su respectivo dueño.”