La resistencia no judía

Desde la ascensión de Hitler en 1933 y la finalización de la guerra en 1945, hubo diversos grupos que se organizaron como resistencia frente a los nazis, organizados a partir de su posición política como los socialistas, líderes sindicales o comunistas.

     

También hubo grupos de teólogos alemanes, que, desobedeciendo a las jerarquías clericales que apoyaban al régimen nazi, se organizaron en grupos de resistencia. Uno de sus líderes Dietrich Bonhoeffer  fue asesinado en el campo de concentración de Flossenbuerg en 1945. Los grupos de resistencia operaban en zonas fuera de la Alemania nazi, en Francia, Dinamarca, Holanda. La resistencia adquiría múltiples formas: asalto a las instalaciones militares alemanas, asesinato de informante, huelgas generales, sabotaje de líneas férreas. En países como Yugoslavia, Polonia, Grecia, Unión Soviética y Checoslovaquia, se organizaron grupos de resistencia armada- los partisanos, provocando actos de sabotaje y asesinatos de autoridades del régimen nazi o pro-nazis en sus países.

Muchas de estas revueltas son recordadas como “el levantamiento polaco de Varsovia”, a cargo del ejército polaco, o “el levantamiento nacional eslovaco”, en manos de los partisanos contra el gobierno Hlinka, definidamente pro-alemán. Hubieron otro tipo de resistencias como la de los roma y sinti (gitanos) que al ordenárseles abandonar sus barracas de Auschwitz para ser llevados a las cámaras de gas, se negaron luchando con cuchillos y hachas y provocando la retirada de las SS. Los testigos de Jehová desafiaron al régimen nazi negándose a servir al ejército alemán y organizando grupos de estudio ilegales en los campos de concentración.

Cabe mencionar la resistencia de aquellos que aun poniendo en riesgo sus vidas, refugiaron a judíos y perseguidos en sus casas, emitiendo programas en la radio aliada o publicando diarios clandestinos contra el régimen nazi.