La primera vez que humillaron públicamente a un judío observante en Polonia, durante el Holocausto, cortándole brutalmente su barba (símbolo de su identidad religiosa), probablemente le causó escozor a quienes presenciaran ese hecho.Luego esta escena se transformó en habitual. Hasta parecía “normal” que estos actos sucedan cotidianamente.
Es un riesgo hoy en día considerar como naturales ciertos hechos de discriminación.
La escuela visibilizar aquellas escenas que algunos sectores de la sociedad han naturalizado. La escuela es el lugar para enseñar a ponerse en el lugar del otro. Es el único modo de poder asumir responsabilidades con quien está sufriendo.