Entre 1942 y 1944 los alemanes tomaron medidas para eliminar los ghettos en la Polonia ocupada y en otras partes deportando a los residentes de los ghettos a “campos de exterminio” – centros de matanza equipados con cámaras de gas – ubicados en Polonia.
Después de una reunión entre altos oficiales del gobierno alemán a finales de enero de 1942 en la villa del barrio de Berlín al borde del lago Wannsee, se informó sobre la metodología que se utilizaría para ejecutar la “solución final para la cuestión judía”. Como consecuencia de esta conferencia, (conocida como la Conferencia de Wannsee) todo el aparato de Estado Alemán se convirtió en cómplice pasivo y activo del genocidio de los judíos. A partir de allí judíos de Europa occidental también fueron deportados al Este para su exterminio.
Los seis sitios de matanza fueron elegidos por su cercanía al trazado del tren y su ubicación en áreas semirurales en Belzec, Sobibor, Treblinka, Chelmno, Majdanek y Auschwitz-Birkenau. Las víctimas judías llegaban en vagones de carga de tren y trenes de pasajeros, la mayoría proveniente de ghettos y campos. Al llegar, se les separaba en grupos de varones, mujeres y niños. Se los obligaba a desvestirse y a entregar todos sus objetos de valor y desnudos entraban a las cámaras de gas que estaban “camufladas” como duchas. Allí se les asfixiaba con monóxido de carbono o Zyklon B (un insecticida a base de cianuro compuesto por ácido cianhídrico o ácido prúsico).