Tanto alumnos como docentes, directivos y padres vivimos sumergidos en una sociedad en la que muchas veces la competitividad es uno de sus fundamentos más salvajes. Ciertos paradigmas de la posmodernidad pugnan por instalarse como el individualismo, la inmediatez y el valor del consumo.
La escuela sigue siendo contracultural instalando experiencias solidarias: escuelas, docentes y alumnos comprometidos con necesidades surgidas de situaciones como incendios, inundaciones u otras catástrofes climáticas o con escuelas en zonas de alta vulnerabilidad y pobreza, son prueba cabal de ello.
La escuela recibe el impacto de una agresiva publicidad que toma a los niños y niñas y en especial a los adolescentes como objetos de consumo. También existe una fuerte impronta mediática que muestra repetidamente episodios de delito o violencia adolescente creando una idea demonizada de los adolescentes en especial los pobres o provenientes de barrios específicos, generalmente marginales.
Los minutos de noticieros son extensos y repetitivos en cuanto a episodios de violencia y casi inexistentes en experiencias sociales solidarias de los docentes y alumnos.
Una suerte de morbosidad mediática distorsiona las verdaderas dimensiones entre lo violento y lo solidario, instalando una verdadera cultura de lo violento.
La escuela se instala como un espacio de resistencia.
Y esta experiencia generalmente se traslada a la escuela y se la actúa desde los diferentes ámbitos en los que pueda desplegarse. Una sociedad competitiva ha generado vínculos violentos, poco éticos, seres solitarios, individualistas, desconfiados y poco solidarios. Con esta base se nos hace a veces muy difícil instalar otro paradigma de relaciones dentro del aula. Sin embargo creemos que justamente con esta coyuntura social, la escuela tiene una oportunidad única.
Como docentes deberemos ser sensibles a no proponer espacios que desarrollen competitividades nocivas y figuraciones destacadas en detrimento de otros. Más que nunca la propuesta escolar tendrá que estar basada en experiencias de igualdad de oportunidades, de cooperación y de objetivos y proyectos en común.