Segunda anécdota: ¿De qué otra cosa puedo hablar?

Ana era una alumna muy aplicada y popular entre sus compañeros, aunque sus boletines no eran tan buenos como los de su hermana.

Después de la guerra, su padre escribió lo siguiente:

«A Ana le convenía ir a una escuela Montessori, donde se trata a los niños de forma individual. No era muy buena alumna. Odiaba las matemáticas. No sé cuántas veces tuve que practicar con ella las tablas de multiplicar. Destacaba únicamente en temas que le interesaban, sobre todo en Historia.

Un buen día vino a verme y me dijo que tenía que dar una charla en clase sobre el emperador romano Nerón. "Lo que pone en nuestro libro de Historia, ya lo saben todos. ¿De qué otra cosa puedo hablar?

"Para ayudarla, llevé a Ana a casa de un amigo mío, dueño de una gran biblioteca. Él le prestó unos libros para llevarse a casa, cosa que hizo muy orgullosa.

Pasado un tiempo, le pregunté cómo le había ido en la charla. "Así, así", me contestó. "Mis compañeros no quisieron creer lo que les conté, porque era muy distinto de lo que habían aprendido sobre Nerón." "¿Y el profesor?", le pregunté. "Se mostró muy contento."»


Obligada a cambiar de escuela.
Sólo para judíos.

Cuando el ejército alemán invade Holanda en mayo de 1940, Ana tiene 10 años. Al principio, Ana no nota gran cosa de la guerra en la escuela, aunque fuera de ella sí, y mucho. Los nazis discriminan a los judíos. Hay cada vez más cosas prohibidas para judíos, como los cines, los parques, los clubes deportivos y la playa. La ciudad está plagada de carteles que indican “Prohibido para judíos”.
El mayor cambio se produce cuando Ana tiene que pasarse al Liceo judío después de las vacaciones de verano de 1941. Los nazis no quieren que los niños judíos y los no judíos compartan las mismas escuelas. Los alumnos judíos deben ir a escuelas separadas. Ana tiene por entonces 12 años. Se despide llorando de la señora Kuperus, directora de la escuela Montessori. En total, 130 niños judíos deben abandonar la escuela con Ana. Ana llega a cursar un año del Liceo judío. Poco después de su primer boletín de fin de curso, debe esconderse con su familia.