Los procesos de la discriminación
El pensamiento discriminatorio es dicotómico, rígido, radical, no tolera el disenso, no hay espacio para dudas, las certezas son absolutas. Son actos que encubren abusos de poder y exigen sometimiento de la víctima y de los observadores pasivos.
Como docentes, cuando hablamos de discriminación es importante ocuparse no sólo de quien la sufre sino fundamentalmente de los mecanismos y las estructuras que habitan a quienes cometen actos discriminatorios.
El aprendizaje de conductas que respeten la diversidad, que reduzcan la hostilidad y habiliten la igualdad es un proceso extenso y sostenido que sucede en la escuela.
Algunos conceptos:
Prejuicio: Acción y efecto de prejuzgar. Opinión previa y tenaz, por lo general desfavorable, acerca de algo que se conoce mal. Juzgar antes de tiempo, o sin tener conocimiento.
Discriminar: Seleccionar excluyendo. Dar trato de inferioridad a una persona o colectividad con pretextos tales como raza, religión u otros.
Perseguir: Molestar, conseguir que alguien sufra o padezca procurando hacerle el mayor daño posible.
Excluir: Quitar a alguien o algo del lugar que ocupaba.
Los prejuicios son aquellas posiciones que nos llevan a discriminar, a seleccionar a alguien y tratarlo de modo inferior y hostil. Muchas veces, la expresión de la discriminación es la indiferencia, la segregación y por lo tanto la exclusión. Otras veces, ésta toma expresiones más activas, que terminan en persecución y hostigamiento.
Hacer de los vínculos humanos en el aula un contenido de aprendizaje favorece el surgimiento de actitudes y roles constructores de convivencia.